viernes, 25 de febrero de 2011





SERIE PLUS: ANTIRRETROVIRALES




SERIE PLUS: ANTIRRETROVIRALES

domingo, 2 de enero de 2011

SERIE PLUS ANTIRRETROVIRALES






SERIE PLUS: ANTIRRETROVIRALES

SERIE PLUS: ANTIRRETROVIRALES


Con 34 millones de personas afectadas y más de 25 millones de muertos desde el primer caso en 1981, el SIDA sigue siendo una de las mayores lacras de la Humanidad. Mientras que en el primer mundo se dispensan tratamientos eficaces para frenar el curso de la enfermedad, permitiendo a sus afectados llevar una vida normal, la plaga del SIDA sigue azotando a los países más desfavorecidos y sin recursos para combatirla, donde su contagio es una sentencia de muerte prematura para miles de personas cada día.

La serie “Antirretrovirales” plantea una reflexión acerca de la limitada accesibilidad a los tratamientos, y sus devastadoras consecuencias para quienes no tienen acceso a ellos. En unos casos, los medicamentos se presentan en abundancia, y en otros como preciados artículos de lujo tras un escaparate infranqueable que restringe el acceso a unos pocos privilegiados. La dualidad entre primer y tercer mundo: vivir con SIDA o morir de SIDA, calidad de vida o sufrimiento, esperanza o condena.
SERIE PLUS: ANTIRRETROVIRALES



En el trabajo de Rafael Díaz, intachable defensor de la fuerza comunicativa de la fotografía, el arte, la ciencia y el devenir del hombre se entrelazan de forma inextricable. En el punto culminante del dramatismo que plantea una problemática social actual como es la no accesibilidad a los tratamientos antirretrovirales en las personas con VIH/SIDA, plasma el encuentro de la enfermedad y el paso del hombre a través de ella, de modo que los atributos de una van al encuentro de los del otro hasta llegar a asociarse entre sí. Pretende dar testimonio del mundo de una forma honesta y sutil, sin renunciar a un cierto distanciamiento. El drama adopta rasgos de la regularidad humana, de la brutalidad política y de la artificialidad. También resulta al mismo tiempo sagrado y profano. Sin pasar por alto los pequeños detalles, crea un mensaje: en este mundo ambiguo, los hechos logrados de forma artificiosa funcionan como realidades naturales, la falta de accesibilidad a los medicamentos es una realidad viva en partes de un mudo que llamamos global. Acceso que mejoraría la condición humana, la enfermedad. Sus historias serán contadas como por un silencioso observador de paso, fugaz, efímero, historias que reflejan su estado interior, sus sentimientos, sus experiencias emocionales como médico especialista en VIH/SIDA. La aparente ligereza y sencillez de las equilibradas composiciones se alcanzan mediante una mezcla bien calculada de distintos elementos. Para Rafael Díaz el arte representa una correspondencia simbólica de la capacidad humana más profunda y más marcada: casi de igual importancia resulta el hecho de que la visión tenga que ser comunicada con el espíritu del mayor respeto posible, tanto ante lo representado como ante los materiales con los que será elaborado. Su meta suprema consiste en reproducir la intensidad de una emoción con medios visuales. Imágenes compuestas con tanto refinamiento, que en un nivel resulta una penetrante sociología y, en otro, un cuadro generalizador de los valores vitales básicos y de las cosas que los amenazan. Sus imágenes son cuidadosas aproximaciones a problemáticas sociales. La cuerda floja entre la proximidad y la distancia es una condición de su trabajo; una condición previa para darle un nuevo significado a lo aparentemente íntimo y a las percepciones cotidianas.

Con su personal elección de los temas, parece buscar siempre lo difícil, el desafío. Mostrar una realidad, quitarte el velo de misterio. Intenta hacer visible la fugacidad de un encuentro al que todos llegamos. Así, declarará que trata de mostrar el paso de la vida a la muerte con naturalidad, mostrar ese mismo instante, captarlo con su cámara. En la visión del otro, en nuestra visión como observadores; en su fotografía, los seres humanos, los medicamentos pueblan un escenario que a veces tienen algo de teatral, temas recurrentes en su trabajo, refuerzan la impresión del misterio que representa la muerte. El mundo como perspectiva, como mirada de través, como reflejo. Sus fotografías arrojan dudas en lo referente a la oposición entre accesibilidad o no accesibilidad a la medicación, una medicación que evitaría el lamentable final. La mezcla de las conceptualizaciones tradicionales hace posible una comunicación entre opuestos que finalmente se resuelve en sí misma, la muerte. Dejo a sus personajes un derecho sobre su propia apariencia; los coloca en la luz correcta y los deja lucir su propio sentido mientras expone la complejidad del rasgo característico de cada una de ellos, la marca de la enfermedad. Ello le lleva a la esencia de lo que quiere mostrar a través del filtro de la mirada propia, descubridora, y conduce al observador para ver lo conocido como nuevo y como otro.

Rafael Díaz trabaja con composiciones claras, con estructuras y conceptos inequívocos. No debemos dejarnos seducir tan sólo por el hechizo del primer plano, pues por detrás, se oculta un segundo plano y luego siguen otros más. Una obra que está enmarcada por la honradez, la delicadeza y el respeto ante los temas representados. Utiliza numerosos materiales y aplica todos estos materiales a “escenarios” o a “historias”. Cuanto más tiempo lleve con su trabajo, más difícil resultará distinguir su selección creadora de la cotidianeidad; los objetos y las experiencias de ésta, de la fantasía, del recuerdo, la cultura y la historia. La lucha de los muchos elementos en su obra no tiene vencedor ni perdedor, pues se ocupa, al mismo tiempo, de cada uno de ellos. Y así crea como fin último un proyecto global que abarca la historia entera del arte; y este proyecto remite enérgicamente de un lado a las corrientes de la vanguardia y, del otro, al arte clásico, el retrato.

La vida sin descanso y su ansia indomable de experimentación se perciben en su trabajo, la obra es, en su complejidad, una exploración no sólo de la mostrabilidad de la realidad, sino también de su perceptibilidad. El momento narrativo resulta por tanto no sólo de lo que nosotros somos capaces de reconocer en las imágenes o sobre ellas, sino de la forma específica en que ellas constituyen el sentido de la vista para el observador. Mezcla la estructura habitual de la realidad que se percibe, tanto para desorientar al observador como también para imponerle la confrontación de la cuestión esencial de otra disposición de la constelación correspondiente. De esa manera, ofrece, la posibilidad de otra forma de observación del mundo que nos rodea. La medicina, la accesibilidad a ella, la vida, la muerte se extienden como un leit motivpor todo su trabajo creativo. La obra que presenta al concurso forma parte de todo el proceso descrito, se trata de un retrato no retrato, reconocemos al hombre, pero no lo identificamos, porque su misma sombra le ha robado su propia identidad en clara referencia al anonimato de todas aquellas personas que no tienen acceso a los antirretrovirales.

Jesús M. Castaño

viernes, 11 de junio de 2010

SERIE PLUS: ASISTOLIA



Rafael Diaz is trained both in the medical and the fine arts field. One could suggest that it is these opposing mindsets, the rational and scientific vs. the creative and spontaneous, that exemplify the struggle in his paintings. Radical and defiant splashes of royal blue paint explode across the canvas expressing a raw and honest emotion rarely seen in much artwork today. It is this refreshing approach that entices the viewer, and it's the energy of the moment that captivates ones eye and appeals to a deep sense of intensity and unrestricted emotion.

Looking back one could contextualize Diaz's work within the Action Painting genre as it draws on similar techniques and ritualistic action. However it is evident that the work transcends this traditional classification, opting for a simpler and clearer approach that functions in a contemporary context. Collector Mario Cader Frech says of his work "Although these paintings can have associations to visual artists like Jackson Pollock and Norman Bluhm, which were a product of the post-war artistic insurgence, during the era when psychoanalysis and quantum mechanics were developed, and the beginning of our civilization's understanding of self-consciousness, Diaz conceptual action paintings, use Freud's ideas of the subconscious as the foundation of the concept underlying the paintings."

In spectacular fashion Diaz freezes one significant and perfect moment in time. Drawing on his experience in medicine the clinical clear blue could draw us in to the hospital room, and reminds us of the doctor's uniform, or the cold sterility of the scalpel. The same time it takes to make one action painting is for an Alzheimer's patient to cross the threshold between life and death. Diaz' obsession to express the significance of this one moment leads him to create over sixty paintings to come to the final piece. The final works are then juxtaposed and shown in unison to form a harmony of suspended moments, each telling a story of one crucial instant. Diaz encapsulates life at its most extreme, expressing a complexity of emotion that we can only hope to understand through truly feeling the value of the marks before us.

Claire Breukel
Director, Locust Projects
Miami, Florida, USA